martes, 24 de abril de 2007

Linea Rota

Hoy un relato

La verdad es que lo escribi ya hace mucho

Relato algo que me paso de verdad

Como dudo que ninguna de las personas que salen en él se pasen por aqui, lo voy a colgar

Si a alguien le molesta se jode!! xD


Linea Rota - (The Strokes - What Ever Happened)


El traqueteo del vagón le mecía de forma molesta pero relajante, casi contradictoria. Era una de las pocas cosas que todavía le hacían pensar. Un hecho tan tonto le recordó por décima vez en ese día el motivo por el que estaba tan hastiado últimamente. Todo se repetía día tras día, semana tras semana, mes tras mes, por suerte todavía no había llegado al punto de decir año tras año, pero estaba seguro de que terminaría llegando, pues nada apuntaba a un cambio.

Día tras día, de lunes a viernes repetía el mismo proceso, se levantaba pronto y desayunaba los mismos cereales, que habían acabado por saberle a paja mojada. Media hora después estaba frente al ordenador mirando fijamente la pantalla apagada, intentando encontrar algo que hacer para salir de la rutina, pero ya no encontraba nada.

Algunos días había navegado por internet, otros intentaba reír viendo aquel programa que antes le hacia reír tanto, pero ahora solo podía mirar la televisión con una expresión seca y muerta, ni una risa, ni una sonrisa. Pensaba en todo aquello que le había hecho disfrutar durante tanto tiempo, pero hacia tanto que no lo hacia que no volvía a intentarlo por miedo a sentir de nuevo la sensación de no disfrutar con ello. Cuando por fin lograba salir de sus hipnóticos pensamientos, sacaba sus apuntes y empezaba a mirarlos, sintiendo el peso de la rutina aplastándolo más y más, hundiéndolo en un pozo oscuro del que terminaría por acostumbrarse.

Cuando llegaba la hora, comía y se preparaba para salir hacia la facultad, una vez allí, las clases le parecían todas iguales, todos los profesores tenían la cara del monstruo que le perseguía, el repetitivo trinar de la monotonía. Tras las clases volvía a casa, cenaba y se ponía delante de la televisión esperando que se declarase una nueva guerra mundial, o el fin del mundo, cualquier cosa con tal de no acostarse y darse cuenta de que había pasado de nuevo un día igual que el anterior y probablemente que el siguiente.

Los fines de semana tampoco eran mucho mejores, salía con sus amigos, bebía y bailaba, pero no sabia ya el motivo por el cual lo hacia. Quizás intentaba sentirse mejor, mintiéndose a si mismo, pensando que al menos le quedaba eso. Un triste intento por convencerse de algo falso.

Este era otro de esos días. El tren le llevaba hacia la última fiesta. Había decidido que tras este fin de semana lo mandaría todo a la mierda. Se olvidaría de todo para centrarse en sus estudios, tirandose de cabeza a ese pozo oscuro que era la monotonía. Por eso este día debía ser especial.

Las voces grabadas de un hombre y una mujer le informaron que había llegado a su destino. Casi sin ganas salió del vagón, receloso por no poder seguir disfrutando del masaje que le ofrecía aquel duro asiento de plástico. Recordó que no sabía hacia donde debía dirigirse, así que mientras subía por las escaleras que daban a la calle, sacó su teléfono y marcó el número del amigo que le había invitado. Observó la calle, desconocida para él, mientras escuchaba los tonos, todavía era de día y probablemente cuando acabase la fiesta empezaría a anochecer.

A pesar de que lo intentó, no pudo evitar que en su voz se notase el hartazgo, tras una breve conversación, colgó y empezó a andar hacia el lugar donde se celebraba la fiesta. A medida que se acercaba, oía mejor la música, música que le recordaba una vez mas que todo era una mentira, que él no quería ir a esa fiesta, aun así siguió andando. Había gente bebiendo fuera, tirada tranquilamente en la hierba, bebiendo, fumando y riendo. Frunció el ceño, furioso, envidioso al ver lo fácil que parecía olvidarlo todo y disfrutar. Esto le sucedía a menudo, y también como a menudo, se le dibujo una sonrisa, falsa, al pensar que todos ellos debían sentirse igual, que como él no hacían otra cosa que mentirse a si mismos.

Por fin llego a la puerta. Pasó entre dos guardias de seguridad que no parecían muy preocupados por realizar su labor, revisar las mochilas y bolsas de todo el que entraba, una rutina, otra más. Tras buscar un rato y un par de llamadas a su colega, encontró a todos, que ya habían empezado a beber, así que se dirigió a la barra y pidió algo de beber. Cerveza, whisky, vodka, le daba igual con tal de poder llegar a un punto en el que lo olvidase todo aunque fuese por un tiempo limitado.

La fiesta no se diferenció en mucho de las últimas. Las mismas bromas. Las mismas conversaciones. La misma sensación de mareo. Las mismas miradas alrededor, buscando algo. La misma frustración ante el hecho de que nada cambiaba. La misma mierda de siempre.

Estando sentado en el suelo, duro y frío, vio otro grupo de gente que parecía disfrutar. Pero esta vez parecía distinto. Esa gente estaba fuera de lugar allí, donde todo el mundo fingía. Era un grupo de chicas, de su misma edad. Esta vez no se le esbozó ninguna sonrisa en el rostro, esta vez si que sentía autentica envidia. Aquellas chicas realmente parecían disfrutar con la fiesta. Así que no tuvo otra manera de evitar sentirse mal que desviar la mirada mientras pensaba que le hubiera gustado ser más como ellas, que podían sonreír de manera sincera. Miró al suelo mientras intentaba olvidarse de ellas.

Oyó las risotadas de sus amigos tras un comentario acerca de algún borracho. Giró la cabeza para descubrir que el borracho era él. Su comportamiento, completamente distraído, no debía de estar en apariencia lejos del de un borracho. “¿Qué te pasa tío? Estas amuermao”, fue la frase de uno de sus amigos. Volvió a mirar al suelo, sin ganas de dar explicaciones, respondiendo con un simple “nada”.

Llegado un punto, las autoridades del lugar empezaron a cercar a la gente estrechando el espacio, obligando a la gente a irse. Pensó que era la hora de marcharse, así que empezó a beber más rápido para poder irse a casa cuanto antes, a dormir para sumergirse de lleno en aquel pozo sin fondo.

Pero entonces algo pasó, levantó su vaso para ingerir aquel líquido rojo oscuro, y, mientras bebía, oyó pasar dos vocecitas que se despedían de alguien. Al bajar el vaso observó perplejo como uno de sus amigos respondía a aquellas chicas, las chicas que le habían costado una broma. Sin motivo aparente, los dos grupos se juntaron y empezaron intercambiar nombres y, pasadas las presentaciones, empezaron a hablar sin ningún signo aparente de que se conociesen desde hacia apenas unos minutos. Guiado por su brebaje mágico, el alcohol, enseguida se sintió igual. Notaba que aquello no duraría mucho, así que tenia que aprovechar el tiempo para aprender de aquellos alegres duendes con forma humana. Aprender como volver a sonreír.

De improviso, una de aquellas chicas le abrazó, al parecer por un comentario de sus amigos, algo que los dos tenían en común. No supo como reaccionar, pero el alcohol lo hizo por él, le devolvió el abrazo mientras se daba cuenta que nunca se había sentido así, nunca se había sentido tan libre como en ese momento. Esa chica tenia algo especial, algo que le podría permitir seguir siendo él mismo.

La fiesta tocó a su fin, la gente empezó a irse y finalmente los grupos deberían separarse para no volver a verse nunca. Empezó a sentirse mal, normalmente se habría despedido rápidamente para volver a casa, pero aquella chica le impedía marcharse sin más. Así que decidió que esta no seria la última vez que se viesen. Sin saber como los dos grupos siguieron juntos un poco más, hasta que llego el momento de separarse, sus amigos querían marcharse ya y las chicas tomaban otro camino.

En ese punto se dio cuenta de algo. Ese sería un momento muy especial en su vida, si decidía marcharse él también no volvería a ver a aquella chica otra vez, pero no tendría que preocuparse por volver a sufrir, pues ya no le quedarían oportunidades para ello. Sin embargo si decidía acompañar al grupo de chicas durante un rato más probablemente podría conseguir volver a ver a la chica. Dos caminos completamente distintos, el primero estaba claro para él, le conduciría a aquel agujero negro, en que ya no se preocuparía por nada. El segundo sin embargo, era un camino en el que apenas podría ver sus propios pies y que auguraba altas dosis de dolor.

¿Qué camino debía seguir?



Fin - (Artic Monkeys - I bet you look good on the dancefloor)



¿Que camino segui?

1 comentario:

Anónimo dijo...

cueeeeeeenta pues!? ké camino seguiste!!?? no se atreverá a dejarnos en suspenso no!?!? y Arctic Monkeys!!? vaya!! pues, me doy una idea de ké camino eligió! De vuelta a las historias Tharrikas :D! Besos!!!!!!!